Menu de Articulos
FREDERICK ADOLPHUS WISLIZENUS. UN CIENTÍFICO ALEMÁN EN LA LAGUNA.
Adolfo Dollero. Notas de viaje.
Parras. Los Jesuitas de Parras. Noticias de sus bienes Temporales.
Agustín Fischer. Su paso por la Region de Parras y La Laguna.
Parras. Histórico Panteón de San Antonio de Parras. Breves Noticias de su creacion.
Parras. Secundaria Federal Pte. Madero de Parras. Aquella Generacion del 62.
Parras. Los Jesuitas de Parras I. Noticias de su estadia en su Residencia de Parras.
Parras. Los Jesuitas de Parras 2. Noticias de su estadia en su Residencia de Parras.
ESCUDO DE ARMAS DE PARRAS DE LA FUENTE.
Agustín Celedonio Churruca Peláez, S.J. Notas de su vida y su obra.
Parras. Se juro la Independencia de México en Parras, Coahuila. Julio de 1821.
La Hacienda de San Lorenzo de Parras. 2.
La Hacienda de San Lorenzo de Parras. 3.
La Hacienda de San Lorenzo de Parras. 4.
La Hacienda de San Lorenzo de Parras. 5.
Parras. La Iglesia Parroquial de Parras. Noticias de su Remodelación. 1681 1682.
Parras. La Iglesia Parroquial. Su restauracion en 1797. Noticias de Campana Mayor y su Atrio.
Parras. La Batalla de Parras del 12 de febrero de 1866.
Parras. La Toma de Parras por los maderistas. 16 de abril de 1911.
Luís Aguirre Benavides. Secretario particular de Gustavo A. Madero y de Francisco Villa.
Miguel Hidalgo. Ruta seguida despues de su prendimiento. De Bajan a Chihuahua.
Jesús A. Arreola Pérez. Parras. In Memoriam.
Francisco I.Madero. Opiniones sobre su persona de algunos de sus contemporaneos.
Leonardo Zuloaga. Exhumacion de sus restos. Agosto 2003.Parte 2.
Leonardo Zuloaga. Exhumacion de sus restos. Agosto 2003.Parte 1.
Parras. Parte 1. Los negros de Angola y otras naciones en la conformación de Parras y la Laguna.
Parras. Parte 2. Los negros de Angola y otras naciones en la conformación de Parras y la Laguna.
Francisco I. Madero y su participación en el Movimiento Armado de 1910.
Torreon. Notas Breves de su Fundacion. Parte I.
Luisa Ybarra Goribar de Zuloaga. Parte I.
Luisa Ybarra Goribar de Zuloaga. Parte II.
Luisa Ybarra Goribar de Zuloaga. Parte III.
Samuel E. Chamberlain, en Parras. 1846.
Torreon. Notas Breves de su Fundacion. Parte 2.
Viesca, Coahuila. Noticias de de Fundacion.
Parras. PANTEON DE SAN ANTONIO. ACTAS DE ENTIERROS.2.
Francisco I. Madero. Los registros de su nacimiento.
La Hacienda de San Lorenzo de Parras.1.
XAVIER MARTIN MINA Y LARREA. “Un destello navarro en el ocaso de la Insurgencia Novohispana”
MIGUEL HIDALGO Y COSTILLA. Breve Bosquejo Biografico.
MIGUEL RAMOS ARIZPE. Diputado en las Cortes de Cádiz, por Coahuila.1.
MIGUEL RAMOS ARIZPE. Diputado en las Cortes de Cádiz, por Coahuila.2.
JUAN O,DONOJU O,RYAN. Ultimo Virrey de la Nueva España
J.MARIANO ABASOLO. Su controvertida intervencion en la Guerra de Independencia.
JUAN E IGNACIO ALDAMA. Su intervencion en la Guerra de Independencia.
RELATOS E HISTORIAS DE LA REGION DE PARRAS Y LA LAGUNA.I.
EPIDEMIAS Y MUERTES EN EL SUROESTE DE COAHUILA.
Parras. Aquel Tragico Miercoles de Ceniza en Parras.
Parras.-Santa Isabel. 1 de Marzo de 1866.PARTE 1.
Parras. Santa Isabel. 1 de marzo de 1866.PARTE 2.
LA MISION DE SAN PEDRO DE LA LAGUNA. PARTE 1.
LA MISION DE SAN PEDRO DE LA LAGUNA. PARTE 2.
LA MISION DE SAN PEDRO DE LA LAGUNA. PARTE 3.
MUERTE Y ENTIERRO DEL SEGUNDO MARQUES DE SAN MIGUEL DE AGUAYO. PEQUEÑA CRONIQUILLA. PARTE I.
MUERTE Y ENTIERRO DEL SEGUNDO MARQUES DE SAN MIGUEL DE AGUAYO. PEQUEÑA CRONIQUILLA. PARTE II.
TORREON.-Origen y Ubicación de Aquel Primitivo Torreón.
Parras.Parras y su Historia en la pluma del P. Porfirio Hernández Arciniega, S.J.
FRANCISCO VILLA. PRISION Y FUGA.
VIESCA, COAH. NOTICIAS Y ANTECEDENTES DE SU ORIGEN Y FUNDACION.
VIESCA, COAH. NOTICIAS Y ANTECEDENTES DE SU ORIGEN Y FUNDACION.PARTE 2.
LA HACIENDA DE CASTANUELA.
LUCAS ALAMAN Y GUILLERMO PRIETO.
TORREON. ASONADA EN EL CAMPO MILITAR. 3 DE OCTUBRE DE 1927.
MIGUEL HIDALGO. El proceso seguido en su contra por del Santo Oficio de la Inquisición.
LA PANDILLA SALVAJE. (THE WILD BUNCH). A 50 AÑOS DE SU FILMACION
PARRAS. LA CASA DE LOS ESTADOS UNIDOS.
Parras. PANTEON DE SAN ANTONIO. ACTAS DE ENTIERROS.1.
PARRAS. UN BREVE RECORRIDO POR SUS SITIOS DE INTERES. .
PARRAS. PANTEON DE SAN ANTONIO. CENSO DE TUMBAS ABRIL 1989
PARRAS FOTOS Y RECUERDOS.
 
LA MISION DE SAN PEDRO DE LA LAGUNA. PARTE 1.

AUTOR: GILDARDO CONTRERAS PALACIOS.

Parte 1.- Los Hechos que le antecedieron.- “… sería un servicio muy importante, si se fundase un pueblo que sirviese como frontera a las incursiones de los demás bárbaros... Armado de estas instrucciones animosamente pasó el padre al país que el Cielo le preparaba. Da Nombre a todo él el lago de San Pedro, que hablando propiamente no es sino un terreno, húmedo y pantanoso, donde se absorben los ríos Aguanaval y del Nazas; esta ciénaga, comprende muchas leguas en que son muy apreciables y viciosos los pastos; en todas aquellas vecindades, se forman con las lluvias muchas lagunas, que hacen impracticables los caminos…” Con estas palabras se nos describe la llegada de los misioneros jesuitas a la región de la Laguna de San Pedro, en la persona del padre Juan Agustín de Espinoza en el año de 1596-97. (Alegre… Historia de la…).

Sin embargo antes de seguir con nuestro tema, y como un antecedente no muy remoto para la época, de la fundación de la Misión de la Laguna de San Pedro, diremos que las pocas noticias que se tenían de la región, datan de los año de 1566-67, cuando algunos misioneros franciscanos encabezados por fray Pedro de Espinareda con residencia en Zacatecas, realizaron varias exploraciones por estas extrañas y desconocidas tierras, y lograron llegar hasta el valle de las Parras, sin embargo no lograron continuar en su empresa por lo difícil y agreste del territorio. Sobre el particular, dijo Morfi, doscientos años después: “…Muchas veces intentaron los misioneros (franciscanos) de Cuencamé la reducción de estas gentes, pero no bastando su corto número a las muchas conversiones que habían ya establecido por el noroeste, jamás llegaron sus deseos a ejecuciones; se mantuvieron las cosas en este estado casi todo el primer siglo de la conquista hasta que Tiempo en que…”. Con aquellas vagos antecedentes, del feracísimo valle (de las Parras), en 1586 se dio la primera puebla en el sitio conocido como de los Pirineos, nombre que le dieron en su momento Martín López de Ibarra y acompañantes, allí el conquistador mercedó algunas tierras, entre algunos españoles (Barraza, Zubía, Borruel, De Luna y Navarro.) sin embargo tampoco hubo continuidad en este nuevo intento, y solo quedó como referencia para el recuento de los hechos. Fue hasta el año de 1591, cuando se tuvieron los primeros datos firmes, sobre el territorio de la Laguna (Grande, de San Pedro) entre los jesuitas residentes en Zacatecas, paraje en el que a decir de los sacerdotes, había “una inmensa mies de indios infieles”, gente dócil y pacífica.

Entre los años de 1592-1593, el Padre Provincial de los jesuitas, Esteban Páez, tramitó ante el monarca español Felipe II, la autorización para poder atender la región de la llamada Laguna. En abril de 1594, dicho monarca expidió la citada autorización, en la que se permitía al padre Pedro de Morales para que los jesuitas pasaran a los territorios o provincias (así con minúscula) de Topia, Sinaloa y la Laguna. El territorio o región de la Laguna, a la que se refirió el Monarca Español, estaba situada, en el derramadero de las aguas del Río de las Nazas (Laguna de Mayrán) y nada más; allí no estaban incluidas, la región del valle de las Parras y la del Río de las Nazas, río arriba, simple y sencillamente porque la primera de ellas aún no se conocía y la segunda no había sido suficientemente explorada ni colonizada. En la autorización, para explorar la región de la Laguna Grande, no se conoce que haya habido un trato o denominación preferencial o especial de “Provincia de la Laguna”, por la única razón de que no existía como tal, al expresar provincia, se hizo referencia a un territorio, región, paraje, etc.; un sitio inhóspito, que apenas se iba a tratar de explorar, eran tierras ignotas sin que mediase ningún límite para poderlas denominar con nombre propio y apellido como “Provincia de la Laguna”. No es logico ni congruente, en terminos normales que un padre le de nombre a un hijo antes de nacer, sin saber a ciencia cierta si va a se hombre o mujer o simplemente si en realidad va a tener la gracia de nacer. La Laguna, era conocida únicamente por las noticias proporcionados por los jesuitas, para quienes dicho territorio o región, no era más que el lugar ocupado por un gran lago, sin límites ni colindancias claramente establecidas y no abarcaba más allá de sus contornos. Sería, como lo es, “craso error histórico”, desear equiparar aquella denominación de la Laguna a lo que hoy en día conocemos como Comarca Lagunera, cuya conformación y denominación, se le fue dando con el paso de los años y de los siglos a partir de los hechos que estamos relatando. Aquella llamada “Laguna”, comprendía solo una mínima parte del vasto territorio que hoy conforma la Comarca Lagunera, que como ya dijimos, se situaba en la desembocadura del río de las Nazas, a partir de lo que es hoy la región de San Pedro para continuar al oriente, hacia el lecho seco de la Laguna de Mayrán y colindante por el norte con el temido Bolsón de Mapimí, tierra inhóspita que a decir de J.A de Morfi. “vomitaba hordas de indios salvajes…”

Al tener noticias de la Laguna y del miserable estado en que estaba, los misioneros jesuitas hicieron sus primeras incursiones en dicha región, en el año de 1594, la cual podía ser atendida desde las residencias de Zacatecas y de Guadiana (Durango). Para septiembre de ese año ya operaban en tierras de la Laguna (de San Pedro), los padres Gerónimo Ramírez, Martín Peláez, Juan Agustín de Espinoza y poco después Nicolás Rodríguez. Poco tiempo después, aquellas incursiones de los sacerdotes jesuitas a la citada región de la Laguna se incrementaron, sin haber localizado aún, el sitio ideal para sentar residencia, iban y venían de Guadiana y lograron explorar levemente el valle de las Parras, con base en las noticias que les proporcionaron los indios laguneros. En enero de 1595, el virrey Luis de Velazco, otorgó a dos misioneros jesuitas en la Laguna, 650 pesos a cada uno, para que los utilizaran en la compra de los menesteres que necesitasen en su apostolado.

Aquel ignorado y desconocido territorio de la Laguna, perdido en el inhóspito desierto del septentrión novohispano, era ocupado mayormente por encharcamientos periódicos, que causaban las impredecibles avenidas del río de las Nazas; contaba con múltiples islotes en su caja receptora y por la humedad reinante resultaba ser de buenos pastos, en donde los habitantes, subsistían principalmente con los peces que proveían con abundancia el rio de las Nazas; de las aves acuáticas que allí moraban; de la raíz de las espadañas (tules), con las que elaboraban un tipo de bebida o bien, ya secas, las molían, y hacían algún pan o rosca; del fruto de los mezquites, del que también obtenían cierta harina con la que hacían otro tipo de pan; amén de la caza de algunos animales silvestres, venados y conejos incluyendo, roedores, víboras y culebras. Cuando el Padre J. Agustín llegó a aquel gran lago “que parecía un mar” fue recibido por los moradores de la región con júbilo, que le hizo prometerles su deseo de pasarse a vivir con ellos; para lo cual, tendrían que congregarse en un sitio determinado, harían sus casas y el Padre, haría también la suya, edificaría iglesia, y les ayudaría a buscar los demás alivios en sus necesidades. A decir de las Anuas jesuitas de aquellos años, tenía la citada laguna un box de 40 leguas y en las épocas de crecientes, entre 50 y 60.

“El puesto de la laguna Grande dista de la ciudad de Guadiana (Cabeza de Gobernación), un aproximado de 30 leguas de los caminos dichos, tan faltos de agua, que para andarlos algún tiempo del año, es menester llevarla en barriles para caminantes y cabalgaduras…”; la cita del P. Pérez de Rivas, nos hace pensar en la posibilidad, de que los misioneros jesuitas utilizaron en esos primeros años, alguna ruta que, proveniente de Zacatecas, Durango y Cuencamé, pasaban por la región del sur de la sierra de Parras, Hornos y Viesca, porque es deseable suponer que si hubiesen tomado la ruta del cauce del Nazas, no habrían sufrido el problema del desabasto del agua. La gente que poblaba el contorno de la Laguna, estaba reunida en rancherías, llegaba a cerca de 12,000 almas, con quienes trabaron amistad los españoles que llegaron a poblar la comarca de Guadiana, para quienes los nativos, eran de gran ayuda en sus haciendas de labor, de ganado y en las minas. De esos lugares aprehendieron el cultivo del maíz, que en la Laguna, les servía como “cama” para hacerlo, los humedales cercanos a la laguna; testifican las Anuas, que las mazorcas de maíz alcanzaban en ocasiones hasta 40 cms., de largo. Por su misma condición usaba poco vestido, siendo las mujeres las más cuidadosas en ello, y en el mismo utilizaban las pieles de animales, y se adornaban con flecos de colores, se trenzaban el cabello con cierta gracia y usaban conchas y caracoles que entrelazados servían para adornar sus cuellos. Los varones eran de estatura crecida y no mal agestados. Se socorrían unos con otros y no existía entre ellos el hurto, demostrándose gran fidelidad entre sí. Ponían especial atención en la elaboración de sus arcos, que eran más grandes que los de otras naciones.

En aquellos primeros años de evangelización (1595-1596), asistían aquella incipiente misión de la Laguna, los padres: Francisco Gutiérrez, Gerónimo Ramírez, Pedro Segovia, Juan Agustín y el Hermano Juan de la Carrera. A diferencia de los franciscanos, los jesuitas si pusieron un interés especial en continuar con su labor de evangelización y puebla en la región de la Laguna. Para los años de 1596-97, la misión de la Laguna tomó nombre y apellido, y se le denominó “misión de la Laguna de San Pedro”, con el apoyo y concurso de muchos nativos de la región; con ello y en un corto tiempo, los misioneros jesuitas, incrementaron sus visitas al valle de las Parras, en donde “…halló el padre Juan Agustín… lo que podía ser el sitio ideal para juntar en modo de pueblo un gran golpe de gente, así de las sierras como de la laguna…” Cierro esta primera parte con una cita del ilustre investigador e historiador don Pablo Martínez del Río, cuando en el año de 1954 escribió en referencia al nombre que se le daba a la región de la Laguna, en las Anuas Jesuitas de finales del siglo XVI, principalísimas fuentes para los primeros años de región: “… no hay duda que cuando las fuentes nos hablan de “la laguna” se refieren, como lo haríamos hoy, a la mayor de todas, actualmente llamada de Mayrán y antes de San Pedro, o sea, aquella que tenía según Alegre, muy cerca de cuarenta leguas de circunferencia y pasa algunas veces de las sesenta en las crecientes…”

PARTE 2.- Los primeros años. Una vez consolidada la misión de la Laguna de San Pedro, como centro poblacional de las rancherías existentes en el contorno del gran lago, los sacerdotes jesuitas prosiguieron con su misión evangelizadora, e incursionaron con más ahínco en el llamado Valle de las Parras, en donde lograron cristalizas su objetivo primordial de fundar un gran pueblo en el mejor sitio de la región.

La fundación del pueblo de Santa María de las Parras, se fue dando poco a poco y en forma constante, con gente que llegaba al lugar escogido, eran individuos provenientes del mismo valle de las Parras y de la región de la Laguna de San Pedro. Por cierto a dicha fundación, asistieron algunos de los principales caciques del mismo valle y de la Laguna, de ésta última región, se presentaron don Pedro Mayrana, Oymama, Yaomama, don Gaspar Cavisera, don Juan Inavopo, Daparavopo, Bartholomé Yguamiza, Matheo (“el primero que vino”), Vaacayo y Porras. Llama la atención que en los nombres proporcionados por las Anuas, aparecen algunos individuos, con el trato de “don”, distinción al que solo eran acreedores algunos indios principales de la época. El trabajo de evangelización, en esos primeros años en el citado pueblo y el de la Laguna de San Pedro, recayó en manos de los padres J.A. de Espinoza, Francisco de Arista y del padre Nicolás de Arnaya, quien realmente estuvo muy poco tiempo por acá. Mientras el Padre Juan Agustín atendía la misión de las Parras, el Padre de Arista, se encargaba de la misión de la Laguna. De acuerdo a las noticias plasmadas en las Anuas, en esos primeros años del siglo XVII, los jesuitas ya habían fundado cinco puestos principales, aparte del de Parras, en las regiones de la Laguna y del Río de las Nazas; el de San Pedro de la Laguna, el de Santa Anna, al oriente de Parras, y sobre las riveras del Nazas, el del Cacique de Aztla y el de San Francisco, y un poco distante, hacia el norte, el de Cuatro Ciénegas.

Era aún difícil conjuntar todos aquellos pueblos dispersos en la inmensidad del terreno, en una sola comprensión territorial por lo extenso e inhóspito del mismo, para lo cual los jesuitas dividieron aquel territorio en tres partidos, en donde se aglutinaron las misiones y visitas, creadas: el partido de Parras, el de San Pedro de la Laguna, el del Río de las Nazas. El Padre Juan Agustín, murió en abril de 1601, a consecuencia de un agudo resfriado que adquirió en una excursión que había realizado a la sierra de Parras, con el fin de conseguir alguna madera para su casa e iglesia. El padre murió solo sin compañía de algún otro sacerdote, ya que el P. Arista, estaba atendiendo la Laguna de San Pedro.

Poco tiempo después, en el año de 1602, Fray Alonso de la Mota y Escobar, Obispo de la diócesis de la Nueva Galicia con sede en Guadalajara, realizó un largo viaje, por el territorio de la Nueva España, desde las playas de Sinaloa, hasta las del Golfo de México, en su recorrido visitó la región de Parras y de la Laguna de San Pedro; sobre el particular, dejó escrito lo siguiente: “De aquí (Parras), caminando ocho leguas al poniente, está un pueblo pequeño (San Lucas la Peña), y a un lado hacia el norte y a poca distancia, esta otro (San Lorenzo), sujetos ambos a Parras... Diez leguas más adelante, caminando siempre al poniente, está un pueblo que se llama San Pedro, fundado a la orilla de un río que tiene el nombre de las Nazas, en que habrá más de mil personas… susténtanse de pesca que hacen en este río, con unas nasas hechas de mimbre, a modo de tinajas, con las cuales cogen gran cantidad de peces, bagre y matalote... tienen también estos indios del río y laguna, gran cantidad de mezquitales, que es un árbol que lleva fruto en vainas, algo parecido al algarrobo, y es dulce, del que hacen gran provisión de pan para todo el año, moliéndolo con morteros; de esta misma fruta hacen vino, cociéndola primero y dejándola hacedar…”

El obispo de la Mota, nos deja claro testimonio, de la existencia del pueblo de San Pedro de la Laguna, a principios del siglo XVII, de cuya fundación no se tienen noticias de que haya habido algún protocolo especial, ni se levantó acta alguna, ni hubo presencia de militares, ni de autoridades civiles, como se dio, según la tradición, en la fundación del pueblo de Santa María de las Parras; sin embargo, San Pedro al igual que Parras, surgió como un pueblo “de indios”, en los que los españoles que se llegasen a avecindar en el citado pueblo, en principio estarían separados físicamente de los naturales y no podrían tener propiedades en el mismo. Tenían establecido un gobierno autónomo con gobernador, alcaldes, regidores y fiscales, quienes, serían elegidos popularmente por los pobladores. El alcalde mayor del valle de las Parras, lo era también de la Laguna y del Río de las Nazas; en el título de dicho funcionario, se hace clara alusión de que había una exacta separación entre Parras, Laguna (San Pedro) y Río de las Nazas, como tres regiones diferentes.

En San Pedro, los misioneros jesuitas construyeron iglesia y casa residencia, con corrales y bodegas allí asistía un sacerdote de pié; de esto nos da noticias un escrito del P. Arista, cuando en octubre de 1612, hace referencia a una inundación que se dio en San Pedro, diciendo que en treinta años no se había visto cosa semejante, según los relatos de los nativos de la Laguna. “…En el pueblo de San Pedro, abrió el río una grande boca, con que inundó al principio, algo del pueblo, y se llevó algunas casas; después se recogió a un gran canal, que fue haciendo junto a nuestra casa, llevándose los corrales de ella y bordes de las paredes; que no faltó más que media vara para entrar a la casa…”. En 1786, el P. Dionisio Gutiérrez, nos da cuenta de la ubicación de la antigua Misión de la Laguna, “…el curato de San Pedro o San José de las Habas situado en el cerrillo de Santiago, al interior del Bolsón, no muy lejos de los indios de Acatita de Bahaneros, cuyos vestigios aún existen, se ve la señal de troncos secos de álamos que patentaron el antiguo cauce del Río de San Pedro, todo plano con las arenas y en muchísimas leguas absolutamente no hay agua para beber…”.

Poco después de que el primer Obispo de la Diócesis de Durango, Fray Gonzalo de Hermosillo tomara posesión del cargo (1621), decidió ir a conocer aquellos lugares atendidos por los jesuitas, situados en la región de Parras, la Laguna, Tepehuanes y Sinaloa, para ello se hizo acompañar del P. Arista, en ese entonces Superior de la residencia de Guadiana. De esa forma pudo confirmar el gran trabajo de evangelización que los sacerdotes de la Compañía habían realizado en las regiones de San Pedro de la Laguna, Parras y Río de las Nazas, llamando a los misioneros jesuitas: “…varones santos, apostólicos y verdaderos hijos de la Compañía…”. Por esa vez, el Señor Obispo dejó pendiente el viaje a Tepehuanes y Sinaloa. Menciono a continuacion el texto del Anua de 1622, referente a la "RESIDENCIa DE GUADIANA Y SUS MSISIONES", que hace referencia a la actuacion del Obispo Hermosillo. “Este año han faltado los puntos de esta residencia y sus misiones, así solo diré por mayor, como esta ciudad es la principal de toda la gobernación de la Nueva Vizcaya, donde tienen asiento el Gobernador y la Silla episcopal el Obispo don fray Gonzalo de Hermosillo, de la Orden de Agustín, y el primer obispo de esta Iglesia y tan afecto de nuestra Compañía que más parece Religioso de Ella, que Obispo y a nosotros nos ha hecho Nuestro Señor, muy grata merced de darnos tal prelado, pues todas las misiones tan gloriosas que la Compañía tiene en este Nuevo Mundo, desde Guadiana hasta Sinaloa, caen debajo de su jurisdicción; luego que llegó y tomó posesión de su Iglesia, quiso visitar las misiones de Parras y otras de ellas, dejando las de Sinaloa para el año siguiente. En esta jornada llevó consigo al P. Superior de esta Casa en las visitas que hizo y quedó muy pagado y edificado del espíritu apostólico de nuestras misiones, hablando en esta materia palabras mayores y significativas de su afecto, confirmó toda la cristiandad de las misiones porque pocas lo estaban a causa de que su prelado que era de Guadalajara, pocas veces tenía comodidad para apartarse en tanta distancia y así su Majestad y Real Colegio atendiendo a efectos, tuvo por bien de haber Obispo de Guadiana, cuya jurisdicción se extiende por todas más misiones como se ha dicho…” (ARGENA.MISIONES.ANUA DE 1622).

En el año de 1621, los naturales de San Pedro, representados por su gobernador, don Francisco Maza, y por Lucas Ynmisla, alcalde ordinario, presentaron una petición al capitán Juan Flores de Paredes, teniente de gobernador de la provincia de la Nueva Vizcaya, para que evitara la entrada de algunos españoles a las tierras del pueblo de San Pedro, contra su voluntad; ya que dichas tierras con extensión de una legua a la redonda les pertenecían desde tiempo inmemorial. Por tanto, dichos españoles no podrían fincar su casa, ni sembrar, ya que según los quejosos, por orden de su majestad se tenía mandado que:“…ningún español, habite, viva ni more entre nosotros, por las vejaciones que de su habitación experimentan de ordinario…”. Se quejaron también de que Antonio Núñez, mestizo residente en San Pedro, había obtenido una merced de tierras como a un cuarto de legua de la población, por parte del gobernador de la N.V., don Matheo de Vega, por lo que pedían se les restituyese dicha posesión.

En respuesta don Juan Flores, dio orden al alcalde mayor de Parras, Laguna (San Pedro) y Rio de las Nazas, en turno, para que amparase a los indios quejosos en sus pedimentos, de no consentir que fuesen despojados de sus posesiones; que las tierras y caballerías dadas a Antonio Nuñez, se les restituyesen a los naturales y fue más allá, al ordenar que los españoles que ya habían ido a vivir a San Pedro, “…salgan de dicho pueblo con sus casas y dejen los dichos indios libres, y si alguna cosa tienen para no hacerlo dentro de dos meses que corre desde el día que se les notificase, parezcan ante mí y yo los oiré y guardará su justicia…” El alcalde mayor y su teniente tendrían que cumplir la orden, de lo contrario se le impondría una multa de 200 pesos de oro y a su costa se enviaría otra autoridad para hacer cumplir la orden. Aquel mandato se haría general para todos los pueblos de su jurisdicción (Nueva Vizcaya), bajo penas graves de no cumplirse y se dio a conocer al pueblo de San Pedro de la Laguna el domingo 24 de mayo de 1621, en la puerta de la iglesia, después de la misa mayor, en voz de Juan Churi, indio ladino en lengua castellana, ante el alcalde mayor de dicha comprensión Pedro Salazar y los españoles residentes en San Pedro, Juan Ruiz de Aragonés y Diego de la Torre, junto con Domingo Pérez Gallego y el escribano nombrado Diego de Salazar.

La citada orden se dio a conocer en Parras, el 28 de marzo de 1622, esta vez, actuó como pregonero Antón, negro ladino, esclavo de doña Isabel de Urdiñola y fueron testigos: Alonso de Quesada, alcalde mayor, Pedro Camacho, Juan López y Sebastián Monje. Fungió como escribano nombrado Lorenzo García. El idioma para comunicar todo tipo de mandatos, leyes y órdenes oficiales a los naturales, era el mexicano (náhuatl), lengua que en su tiempo Felipe II, consideró como la más adecuada “para no violentar la naturaleza linguística de sus súbditos novohispanos”. Esta práctica se extendió por todo el siglo XVII, todavía en Parras en los años 1680-82, el padre Marcos de Sepúlveda, con motivo de los trabajos de restauración de la Iglesia Parroquial, dirigió unas sentidas palabras de agradecimiento a los fieles de Parras, que estaban cooperado en dicha obra, en lengua mexicana. Textos que se conserva en un expediente relacionado, en el Archivo María y Matheo de Parras. No sabemos hasta qué punto el mandato de la salida de los españoles haya tenido eco entre los habitantes de la región, puesto que documentos posteriores nos dan noticias de que individuos de clase “española”, seguían morando en las misiones de Parras y San Pedro en plena convivencia con los naturales de dichos pueblos. Seguimos. PARTE 2.

FUENTES...-Andrés Pérez de Rivas. Páginas para la Historia de Sinaloa y Sonora. Triunfos de Nuestra Santa Fe… Tomo III. Editorial Layac. México. 1944. -.-Javier Alegre. Historia de la Compañía de Jesús.Tomo Primero. J.Jijón y Caamaño. México.1940. -.-Pablo Martínez del Río. La Comarca Lagunera aFinales del siglo XVI, principios de XVII. Instituto de Historia. México.1954. -.-Felix Zubillaga. Monumenta Mexicana. Volumen VI. IHSJ. Roma. 1976. -.-Francisco Zambrano. Diccionario Bio Bibligráfico de la Compañía de Jesús. Edit. Buena Prensa.1963. -.-Juan Agustín de Morfi. En Ernesto de la Torre Villar. Coahuila, Tierra Anchurosa de Indios, Mineros y Hacendados. Editorial Libros de México. 1985. -.-Carlos Hernández. Durango Gráfico. 1903. -.-Alonso de la Mota y Escobar. Descripción Geográfica de los Reynos de la Nueva Galicia, Nueva Vizcaya y Nuevo León. Introducción de Joaquín Ramírez C. México. 1940. -.-Archivo Histórico de Hidalgo del Parral, Chih. Títulos de unos sitios de Santa Catalina a favor de Francisco Meneses. (Contiene traslado de la fundación de Santa María de las Parras 1598) 14ff. 1700. -.-Biblioteca Nacional. México. Fondo Franciscano. Informes sobre la Parroquia de Parras y su Jurisdicción. Padre José Dionisio Gutiérrez. 31 de diciembre de 1786-