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Samuel E. Chamberlain, en Parras. 1846.
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SAMUEL E. CHAMBERLAIN EN PARRAS. DICIEMBRE DE 1846.
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POR: GILDARDO CONTRERAS PALACIOS
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Dentro del ejército expedicionario de John E. Wool, que estuvo por la región de Parras, durante el desarrollo del conflicto bélico de 1846-1848, había soldados de carrera, así como voluntarios y aventureros de diversas partes de los Estados Unidos, cuyas actividades cotidianas eran de las más diversas. Tal fue el caso de Samuel Emery Chamberlain; personaje que fue una combinación de aventurero, soldado y artista. Esta última calidad le vino por ser un pintor muy expresivo, que dejó un buen número de obras, en las que plasmó sus experiencias tenidas durante su paso por el ejército y en especial durante sus aventuras en suelo mexicano. Algunos años después de terminada su vida licenciosa y de aventura se dedicó a escribir sus memorias, que contenían un sinfín de anécdotas, mitad ciertas y mitad ficción, en una obra que llamó: ”My Confession. Sam’s Recollections of a Rouge”; la cual fue editada por primera vez en 1956. Dichas memorias fueron ilustradas con sus “primitivas pero muy coloridas acuarelas”.
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Chamberlain nació en Centre Harbour, New Hampshire, el 27 de noviembre de 1829. Cuando era aún pequeño, su familia se cambió de residencia a Boston, y en 1844 se dirigió a Illinois, en donde un mes después de romperse las hostilidades de la guerra con México (mayo de 1846), se unió al Segundo Regimiento de los Voluntarios de Illinois, con quienes se dirigió a Texas. El viaje a dicha región la realizó en el barco “Indianola”, el cual resultó muy accidentado y desafortunado a la vez, puesto que allí se enfermó de malaria. Resulta curioso anotar que el barco Indianola, fue aquel que años mas tarde, durante la guerra de Reforma, fue contratado por el gobierno liberal del presidente Juárez para hacer frente a las embarcaciones conservadoras de Miguel Miramón, en Antón Lizardo, Veracruz. Al llegar a San Antonio Béjar, y debido a su enfermedad, Samuel creyó que aquella empresa no era para él y desertó de su regimiento. Sin embargo tan pronto se sintió bien, se alistó en el Primer Cuerpo de Caballería de los Estados Unidos, bajo las órdenes del lugarteniente Stein, formando parte del numeroso ejército de Wool.
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Durante su corta estancia en San Antonio, Chamberlain empezó a llevar una vida disoluta y desordenada; allí, junto con un compañero llamado Scott, conoció el infierno de las casas de los juegos de azar y se quedó fascinado con la forma de ser de los “Rangers” texanos, y siempre sintió pesar por no haber estado con ellos en la batalla de Monterrey en septiembre de 1846, bajo las ordenes de Zacary Taylor. Sin embargo después los tuvo de compañeros en el ejército en su campaña en México, con quienes convivió en las acciones de guerra, bebiendo con ellos en las cantinas o bien en numerosas aventuras amorosas con mujeres mexicanas. Cabe decir que los famosos “rangers”, era un grupo de individuos que se encargaban de la vigilancia del territorio texano, mitad policías y mitad delincuentes, que bajo el amparo de la ley cometían un sin fin de delitos y tropelías en contra de la población, principalmente de origen mexicana o indígenas nativos. Dentro del ejército los “rangers” eran los que menos se distinguían por sus uniformes, ya que llevaban una gran variedad de pieles de venado, de cíbolo o de oso, pantalones y camisas de uso normal y gorras de campaña de piel o sombreros de paja. Dichos individuos eran especialmente notorios por estar armados hasta los dientes con una variedad de pistolas, cuchillos y revólveres que cargaban en los cinturones, las botas, y camisas. Normalmente llevaban cinco revólveres de seis tiros, que fueron utilizados por primera vez en la guerra contra México.
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En una ocasión Samuel observó en una taberna de San Antonio el uso del llamado “Arkansas toothpick”, el cual era una especie de daga larga, cuando un “ranger” llamado John Glanton, en cierto momento de un juego de cartas, desenfundó su daga y se enfrentó a su compañero de juego y “ranger” tambien y en un lance lo hirió mortalmente. El herido cayo al suelo y Glanton siguió jugando con la mayor tranquilidad del mundo, como si nada hubiese pasado. Después de este hecho que llamó mucho la atención de Sam, lo primero que hizo fue adquirir una daga como aquella y en la primera oportunidad logró utilizarla en la humanidad de su amigo Scott, a quien hirió con la misma, por lo que fue internado en la cárcel, en donde Chamberlain se encontró con “criaturas horribles que realizaban actos odiosos, obscenos y bestiales”. Scott retiró los cargos en contra de Sam y pronto fue liberado.
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Por fin el 26 de septiembre de 1846, Chamberlain dejó San Antonio con el ejército de Wool y se dirigieron a Monclava, para posteriormente continuar hacia Parras, a donde los norteamericanos llegaron el 5 de diciembre de ese año, en donde estuvieron hasta el 17 de ese mes. Sobre su estadía en este último sitio, Chmaberalin, dejó escrito lo siguiente:
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“Parras, es una ciudad encantadora, situada en una llanura al pie de una alta montaña. Tiene un clima de los más excelentes del mundo, con un aire tan puro que las moscas y mosquitos casi no existen. Las crestas de sus montañas se divisan a simple vista a más de 100 millas de distancia. Los frutales producen en abundancia peras, granadas, aceitunas, uvas, y melones, de inmejorable calidad y los campos de la llanura se siembran de trigo, maíz, avena y cebada. Además se producen vinos y coñac que son notoriamente afamados en todo México.”
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“Las damas parrenses son exactamente bellas, algunas de ellas tienen la piel como las muchachas de la Nueva Inglaterra, con ojos encantadores, de pelo liso y muy negro. Sus pies y manos son divinamente pequeños y de formas elegantes. Sin embargo muy a menudo las damas parrenses son madres a los 13 años, son abuelas a los 30 y algunas con mas de 40 años parecen brujas que asustan.”
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Durante su corta estancia en Parras, Chamberlain conoció a una familia de apellido Velasco, dentro de la cual había dos hermosas muchachas que eran gemelas, a quienes Sam no les encontró defecto alguno en el que pudiese reparar. Muy pronto le llegó el amor a Chamberlain y se prendó de una de ellas que se llamaba Nina, y estuvo dispuesto a jurarle amor y obediencia eternos, mientras se deleitaba escuchando las dulces melodías que entonaba la otra hermana de nombre Rosita. Sam sintió como si fuese a ser su esclavo para siempre terminando aquello en un juramento de amor mutuo. En ese tiempo que estuvo en Parras Chamberlain, llegó a acompañar a las citadas hermanas a los fandangos y al teatro, aparte de que les hizo algunos regalos. Muy pronto el militar fue conocido en los lugares de entretenimiento de Parras por su relación con las gemelas.
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Aquella relación de Chamberlain con la gemela Nina, parecía que marchaba con toda normalidad, sin embargo sucedió, que una mañana cuando Sam patrullaba la villa con un piquete de soldados, se separó del grupo y se le ocurrió llegar a visitar a su novia Nina, y como ya había una confianza con la familia como si fuera un viejo conocido, entró al domicilio de las Velasco sin tocar la puerta, amarró su caballo en el patio y se introdujo al dormitorio de las hermanas, quienes aún estaban en la cama, pero cual sería sus sorpresa cuando se percató de que no estaban solas, sino que en medio de las dos sobresalía la cabeza de otra persona, de cabellera muy negra, que Chamberlain pronto reconoció que pertenecía a un sujeto llamado Antonio, quien era un mexicano que había desertado como guía del ejército norteamericano.
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Al instante, Chamberlain comprendió que había cometido un grave error por no haberse anunciado antes de haber entrado al recinto y trató de retirarse lo antes posible ante aquella embarazosa situación, sin embargo Antonio de un salto felino se puso de pie blandiendo un machete que tenía escondido bajo la almohada y se enredó una frazada en el brazo izquierdo a manera de escudo para hacerle frente al norteamericano. Chmaberlain por su parte saco su sable, se puso en guardia y empezó aquel mortal pleito, en el que hubo lances de ambos lados; los ataques de Sam eran detenidos por la frazada que Antonio llevaba, mientras este logró hacer varios cortes en la Chaqueta del militar. Por su parte las damas, en lugar de gritar o desmayarse por los acontecimientos, se sentaron en la cama alentando a Antonio con gritos y decían: “Bravo, bravo, Antonio, muy bien, mata a ese gran pendejo”. “anda, anda dulce alma mía” y “Acaba con el extranjero y vente a la cama”.
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Finalmente Chamberlain logró alcanzar con su sable a su rival en una de las piernas, lo que hizo que Antonio soltara el machete y le propinó el toque final en medio de un alarido. En aquel momento Chamberlain trató de borrara de su recuerdo y de su memoria a las “dos hermosas margaritas”. No sabemos si Antonio murió, pero si que Chamberlain dejó Parras el 17 de diciembre junto con el ejército de Wool, y con él, se fue el recuerdo de aquel curioso incidente. No sabemos hasta que punto sea verdad lo que se ha relatado, pero en fin el testimonio de Chamberlain allí quedó en sus memorias y sobre todo si el hecho descrito ocurrió en Parras, o en otra parte en las que estuvo presente.
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Cabe decir que entre las acuarelas que realizó, al menos cuatro se refirieron a su paso por la región de Parras. Una de ellas es una panorámica de Parras, que tiene como fondo la gran serranía azul; otra representa a una multitud saliendo del pueblo en medio de las tropas norteamericanas; en otra de ellas describe el paso por Infiernillo, lugar situado entre Parras y General Cepeda; y por último plasmó su enfrentamiento con Antonio. A pesar de ser pinturas que elaboró mucho tiempo después de los acontecimientos que les dieron vida, y por tanto y hasta cierto punto idealizadas por el autor, en la que toca a la panorámica de Parras, Chamberlain recordó muy bien la existencia de las tres iglesias principales de Parras en ese tiempo, la Parroquia, el Colegio y el Santuario, recordó el cerro del Sombreretillo, que aún no tenía la capilla del Santo Madero, algunos acueductos y el consulado norteamericano en Parras en el centro de la población y una bandera ondeando en lo alto del edificio.
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Chamberlain participó en la batalla de Buenavista en febrero de 1847, y algún tiempo después, recibió con gran consternación la orden para que todo el regimiento al que pertenecía, se dirigiera hacia Chihuahua, como escolta de los carros del comandante Graham; quien era un oficial que estaba “bebido” casi todo el día era y tenía fama de tratar muy mal a sus soldados, a quienes para castigarlos, los llegaba a colgar de los dedos pulgares y los azotaba. Sam no fue la excepción de aquel maltrato.
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En Chihuahua el grupo armado se desintegró, algunos se fueron por el rumbo de Arizona con el comandante Graham a la cabeza, y otros tomaron con dirección al Paso. Chamberlain se fue con el grupo de Graham y al parecer fue objeto de algún trato especial por parte del comandante, ya que por lo general Sam siempre llevaba una cantimplora llena de pulque o aguardiente. De hecho aquellas situaciones hacían más soportable la estancia por acá de los norteamericanos, con la compañía de algunas señoritas mexicanas y sus cantimploras plenas de aguardiente, pulque o cerveza ligera, por lo general ninguno llevaba agua. Se dice que Graham nunca pasó un día sobrio.
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Para marzo de 1849, Chamberlain, apareció en la lista de desertores del cuerpo de dragones, posteriormente regresó a Boston y en alguna ocasión retornó a territorio texano y acompañó a su antiguo conocido John Glanton, aquel famoso “ranger”, con quien por algún tiempo se dedicó a “cazar cabelleras” en la frontera con México. Chamberlain se casó en Boston en julio de 1855 con Mary Keith, con quien procreó tres hijas a quienes por cierto les puso nombres de algunas de sus novias mexicanas, Doloritas, Carmelita y “Franceita”. Durante la guerra civil norteamericana fungió como brigadier general de la quinta caballería negra de Masachusetts y estuvo destacado en Clarksville, en las cercanías de la boca del río Grande del Norte. Chamberlain murió el 10 de noviembre de 1908, a los 79 años de edad. Sus relatos y pinturas resultan ser uno de los testimonios más vívidos de un soldado participante en la guerra contra México.
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Fr.htm.Fuentes (datos y gravados): *****.- Goetzman. Dr. William H. Samuel Chamberlain’s. My Confession.Parras. http://www.tsha.utexas.edu/supsites/chamber/story/parras.htm *****.- Sam Chamberlain’s Mexican War Watercolor Paintings. Images of the U.S.-Mexican War. http:/www.dmwv.org/mexwar/mwart/samcham.htm. *****.-Chamberlain, Samuel Emery. The Handbook of Texas. Online. www.tsha.utexas.edu/handbook/online/articles/CC/fchah.html. *****.-Sam’s Arrival in Texas.- What happened to Sam after the battle of Buena Vista. http//www.tsha.untexas.edu/supsites/chamber/living/afte
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